El Chef Pasquale Cozzolino siempre ha sido un hombre corpulento (metro noventa y ocho de altura y
115 kilos), pero sano. Sin embargo, cuando se
trasladó a los EE.UU. desde Italia las cosas cambiaron. Sus hábitos de alimentación le hicieron engordar 168 kilos.
“Descubrí las Oreo, que nunca tuvimos en Italia”, confiesa
Cozzolino en el NY Post. “Era
como una adicción. Me gustaba comer 10 o 12 galletas al día, y con el
tiempo, incluso me comía toda la caja. Era como una droga para mí.
También bebía de dos a tres latas de soda al día”.
El secreto de su éxito: elaborarla con ingredientes frescos. (Foto: Facebook Chef Pasquale Cozzolino)
Estos malos hábitos hicieron que Cozzolino aumentara tanto de peso
que ya no podía hacer las cosas que amaba, como jugar con su hijo en el
parque.
“Ni siquiera podía coger en brazos a mi hijo porque no podía agacharme”.
Le costaba encontrar ropa de su talla y sus pantalones tenían una
cintura de 122 cm. Los médicos le advirtieron que tenía un alto riesgo
de contraer enfermedades del corazón.
“Tenía problemas de rodilla, problemas de espalda, tres úlceras en
el estómago y los médicos me dijeron que en cualquier momento podía
tener un ataque al corazón”, cuenta a ABC News.
Los problemas de salud fueron el detonante para que Cozzolino se
diera cuenta de que tenía que cambiar de vida y tomara la decisión de
ponerse a dieta, pero a su manera.
En lugar de someterse a un régimen radical y restricitivo, el chef elaboró un plan personalizado que consistía en almorzar todos los días una pizza de 600 calorías.
Para almorzar, una pizza tradicional napolitana.
El único requisito que se autoimpuso fue el de respetar los principios esenciales de la dieta mediterránea para lo cual debía elaborar la pizza con ingredientes frescos y sin mantequilla ni manteca de cerdo, ingredientes básicos en la cocina americana.
Los toppings: salsa de tomate fresco, una fina capa de queso mozzarella y albahaca. ¡Nada más!
“La masa está elaborada con una harina de trigo italiana molida
finamente (esencial para hacer la tradicional pizza napolitana), agua,
sal marina y un agente de fermentación natural, que hemos dejado actuar
durante 36 horas. Ahí está la clave”, revela Cozzolino.
Durante la fermentación la levadura se come la mayor parte del azúcar
dejando solamente los carbohidratos complejos (más fáciles de digerir),
que ayudan a mantener la sensación de saciedad durante más tiempo.
(Foto: NY Post/ Brian Zak)
“Es un plato relativamente
sencillo que te deja satisfecho y solo tiene entre 540 y 570 calorías.
Es una solución perfecta y rápida para un almuerzo o cena” dice Cozzolino.
Por descontado, renunció a los dulces y a los refrescos. Pero, ¡no al café!… Como buen italiano. Durante el resto del día, fruta y verduras. De hecho, la ensalada era su otro plato estrella.
Cozzolino solo se permitió una pequeña licencia: tomar una copa de vino al día, tal y como dicta la dieta mediterránea, calificada como la más saludable de todo el mundo.
En total 2.700 calorías, que le permitieron rebajar 45 kilos en menos de un año.
Para sentirse mejor anímicamente, evitar tentaciones y combatir el sedentarismo se apuntó a a clases de kickboxing dos veces por semana.
Cozzolino afirma que el secreto de su pérdida de peso radica en el cambio a los ingredientes naturales. “Cuando voy a comprar siempre miro la etiqueta y si tiene más de 10 ingredientes, lo descarto” .
Es un truco más que puedes copiar o no, pero si quieres perder peso de manera segura, simple, y sostenible debes tener en cuenta el origen de los alimentos que “deben ser nutritivos y deliciosos”, concluye la doctora Jennifer Aston, corresponsal de Women’s Health para ABC News.
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